Descubre el auténtico sabor de Cuba a través de su café, una tradición que trasciende generaciones y forma parte del alma de la isla.
El café cubano es mucho más que una bebida; es un ritual, una tradición y una parte fundamental de la identidad cultural de la isla. Su preparación meticulosa y su sabor intenso lo han convertido en un símbolo de la hospitalidad y la calidez del pueblo cubano.
Desde las montañas de la Sierra Maestra hasta las calles de La Habana, el aroma del café recién preparado impregna el aire, invitando a conversaciones animadas y momentos de conexión humana.
La preparación meticulosa que ha pasado de generación en generación.
Los mejores granos cultivados en las montañas de la Sierra Maestra.
Los instrumentos que dan vida al auténtico sabor cubano.
Los primeros cafetos fueron introducidos en Cuba por José Antonio Gelabert, marcando el inicio de una tradición que cambiaría para siempre la cultura de la isla.
La llegada de colonos franceses desde Haití, tras la revolución, trajo consigo conocimientos avanzados sobre el cultivo del café, expandiendo significativamente la producción en Cuba.
Cuba se convirtió en uno de los principales exportadores mundiales de café, con plantaciones que se extendían por toda la isla y especialmente en las regiones montañosas.
El café cubano se consolida como elemento fundamental de la identidad cultural, con rituales de preparación y consumo que trascienden lo gastronómico para convertirse en tradición social.
Hoy, el café cubano es reconocido mundialmente por su calidad y método de preparación único, constituyendo un elemento esencial del patrimonio cultural inmaterial de Cuba.
Se seleccionan granos de café arábica de la más alta calidad, cultivados en las montañas de la Sierra Maestra, conocidos por su sabor intenso y aromático.
Los granos se tuestan hasta alcanzar un color oscuro y brillante, desarrollando los aceites esenciales que dan al café cubano su característico sabor intenso.
Se utiliza la cafetera tradicional cubana, donde el agua caliente atraviesa el café molido finamente, extrayendo todos sus sabores y aromas.
Se añade azúcar demerara durante la preparación, creando una espuma característica llamada "espumita" que corona el auténtico café cubano.
En Cuba, el café es mucho más que una bebida: es un ritual social que une a familiares y amigos. La tradición del "cafecito" es una invitación a la conversación, un gesto de hospitalidad y un momento para fortalecer lazos.
Cada mañana, el aroma del café recién hecho despierta los hogares cubanos. Por las tardes, es común ver a vecinos compartiendo una taza mientras intercambian historias y noticias del día.
El café también está presente en celebraciones y reuniones familiares, donde la preparación se convierte en un acto ceremonial que honra la tradición y conecta a las generaciones.
Maestro Cafetero, La Habana
"El café cubano es como nuestra música: intenso, rítmico y capaz de despertar los sentidos. Cada taza cuenta una historia de tradición que se remonta a generaciones."
Historiadora Culinaria, Santiago
"Estudiar la historia del café en Cuba es estudiar la historia de nuestra identidad. En cada ritual de preparación se preserva un legado cultural invaluable."
Productor de Café, Sierra Maestra
"Nuestras montañas tienen el clima perfecto para cultivar café. La combinación de altitud, sombra y tradición familiar crea un grano con carácter único que refleja el alma de Cuba."
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